jueves, 10 de enero de 2013

“El tiempo pasa comoquiera”


Decenas de veces había escuchado la frase popular “el tiempo pasa comoquiera”, haciendo referencia a que independientemente de lo que hagamos, el tiempo seguirá su transcurso normal, y es nuestro deber hacer que ese tiempo valga.

Personalmente, nunca había tenido la oportunidad de comprobar de manera tan firme esta aseveración como cuando recientemente terminé una maestría que había iniciado hace algunos años en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.

Resulta que la maestría de la que les hablo tiene una duración mínima de 2 años y yo ya había cursado un año completo durante el periodo 2008-2009. Por decidir irme a estudiar fuera del país tuve que suspender esta maestría, pero en el 2009 ya estaba aquí y podía perfectamente reintegrarme al programa.

Durante los años 2010 y 2011 la disyuntiva era la misma: terminar o no terminar la maestría. Ya tenía un año avanzado, lo cual era ilógico dejar perder; pero por otro lado estaba el tema económico y el social. Retomar los estudios significaba gastos y sobre todo tener que volver a la vida de estudiante, lo que implica clases, tareas, trabajos, exposiciones, exámenes, tesis, menos tiempo para el descanso, la recreación y el compartir con la familia y amigos…de tan sólo pensarlo la mente se me abrumaba y me desmotivaba. En base a estos motivos estaba prácticamente decidida a dejar eso así.

Sin embargo, algo pasaba a final de cada año, y es que ahí pensaba que si me hubiera inscrito a inicio de ese año ya hubiera terminado y me estuviera graduando en el enero próximo. Fue ahí cuando entendí a cabalidad eso de que el tiempo pasa comoquiera, porque el año había transcurrido y en vez de otro título académico lo que tenía eran incalculables horas frente al televisor y tiempo de ocio totalmente improductivo.

Me siento muy complacida de haber decidido pasado reinscribirme en los estudios en enero del año. El 2012 ciertamente no fue fácil, no faltaron las amanecidas y el estrés propio que generan los estudios y evaluaciones; pero aquí estamos, con un año concluido, invaluables conocimientos adquiridos y un título obtenido.

En esta época que nos planteamos nuevas metas para el año que ha iniciado, les exhorto a que no piensen tanto en lo arduo del camino que hay que recorrer, más bien enfóquense en aquello que les conviene y quieren lograr. A final de cuentas, con sacrificio o sin él, el tiempo pasará comoquiera. ¡Aprovechémoslo!


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